Por qué debemos gobernar en Castilla y León

Facebook
X
WhatsApp
Email
Threads

Dado que llevo casi dos años escribiendo aquí cada semana, me parece que este es un lugar oportuno en el que explicar mi decisión de presentarme a las primarias para liderar Podemos Castilla y León y, también, de aspirar a ser el próximo candidato a presidir la Junta de Castilla y León.

Llevo bastante tiempo trabajando en un ambicioso proyecto para Castilla y León. Tengo un diagnóstico claro de los problemas que padece nuestra comunidad y un proyecto político definido para cambiar el rumbo. Cuento con un equipo fantástico, preparado y motivado. Los líderes pueden ser necesarios; los equipos, las organizaciones, son imprescindibles. En los últimos tiempos me vengo fijando con detenimiento en el extraordinario nivel de implicación de la militancia de Podemos, un partido acosado por todo tipo de poderes ilegítimos. Es la gente que lucha y no se resigna la que me inspira a aportar mi granito de arena en la cosa pública; y, sobre todo, es la gente que sufre las injusticias la que guiará mi acción política.

Vivimos un tiempo especialmente convulso y amenazante. La pérdida de poder adquisitivo de las clases populares, las desigualdades galopantes, la falta de acceso a la vivienda, las privatizaciones, el auge reaccionario, el genocidio en Gaza, el injustificable belicismo, la corrupción sistémica o la emergencia climática son desafíos que nos interpelan y a los que debemos hacer frente con valentía, responsabilidad y audacia.

En Castilla y León la situación política y socioeconómica es especialmente alarmante. En nuestra comunidad la derecha lleva gobernando durante casi cuarenta años de manera ininterrumpida. Es cierto que existen condicionantes históricos, diversos niveles competenciales y factores estructurales que moldean la realidad territorial de España. Ahora bien, tras casi cuatro décadas de gobiernos del Partido Popular, lo cierto es que Castilla y León acumula problemas enquistados como la despoblación, la atonía económica, unos deficientes servicios públicos y la persistencia de la corrupción sistémica. La derecha es sinónimo de fracaso, obsolescencia y latrocinio. El Partido Popular es directamente responsable de que la gente no pueda vivir o trabajar en Castilla y León, y también de que quien puede hacerlo muchas veces no lo encuentre atractivo.

No es que la ciudadanía se haya equivocado al votar durante décadas; es que el Partido Popular ha tejido unas estructuras corruptas de poder que blindan los triunfos de la derecha. Los numerosísimos casos de corrupción que hemos conocido son solo la punta del iceberg. Para revertir esta situación no basta con plantear un proyecto político alternativo, sino que es necesario impugnar esas estructuras de poder con determinación e inteligencia política. Soy consciente de que atreverse a desafiar esas estructuras oligárquicas conlleva un gran coste personal, pero debemos hacerlo por responsabilidad.

Hace poco, un buen amigo a quien comenté mi decisión me decía que, si yo quería tener una carrera política, era casi temerario empezar en Castilla y León, y que debía reservarme. Me ponía como ejemplo que él tenía constancia de que, en el PSOE, Óscar Puente había rechazado aterrizar en Castilla y León, algo que sí aceptó María Jesús Montero en Andalucía, por las conocidas dificultades electorales. Le respondí, algo indignado, que el compromiso político en la izquierda transformadora no va de conveniencia personal, sino de responsabilidad colectiva, y que, en todo caso, las dificultades deben ser un motor para trabajar aún más duro y ser más audaces. Yo no me resigno a que en Castilla y León ganen los de siempre.

El proyecto que encabezo se basará en seis ejes programáticos: la defensa de los servicios públicos como la sanidad, la educación, las residencias o la dependencia (¡de gestión pública directa!), la garantía del derecho a una vivienda digna y asequible, un nuevo liderazgo público para la economía, la cohesión y repoblación del territorio, la lucha anticorrupción y la creación de nuevos derechos que contribuyan a modernizar y democratizar la sociedad castellana y leonesa.

Muchos de estos temas los he ido abordando en artículos anteriores y voy a seguir desarrollándolos en Diario Red, donde hemos creado una comunidad de intercambio de ideas de un valor político incalculable. También debatiremos junto a la militancia de Podemos Castilla y León el modelo organizativo. Es posible avanzar aún hacia un partido más coral, participativo, feminista y enraizado en el territorio.

Permitidme que dedique unas líneas a mi familia. La primera condición que me he impuesto para asumir este reto es respetar la conciliación familiar y laboral. Sé que hacer política activa no es la mejor decisión para mi familia. Los ataques sufridos por los y las dirigentes de Podemos generan un miedo comprensible. Ojalá mi familia no tenga que sufrir daño alguno; me esforzaré mucho para protegerla.

Pero también quiero transmitir que hago lo que considero correcto y este es un mensaje que quiero trasladar a mi hijo cuando sea un poco más mayor. Si te sientes preparado, surge el deber del compromiso. Hay mucha gente que sufre las injusticias y la desigualdad.

También me he propuesto mantener, en todo momento, mi puesto de trabajo como profesor universitario: ¿acaso la política no debería ser la forma más pura de transferencia del conocimiento?

Nos vemos en Diario Red y en las calles.